ANOTACIÓN Nº 322



Mirábamos el osario al pie del mirador sobre el embalse 
Levantado y casi arrancado por las raíces de pino

Los huesos que habían sido ahora evanescían en la noche 
Que llegaba despacio en los azules como pequeñas réplicas del espejo lunar 
Y que también parecían ir absorbiendo la luz que le quedaba al pantano

Huesos limpios ya de la carne del galgo cuyo cuerpo nuestro amor 
Noche a noche había bajado a mirar durante todo el verano 
Con sus dos pares de ojos y su preciosa boca unida 
Llena de lenguas calientes